9.15.2008
Buenas noches, Egipto
Ya no hay viento. Las cosas se dejaron de mover. Ya no hay viento ni juncos en el río meciéndose.
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Entre otras cosas, ayer en la noche me puse a leer un par de cuentitos de Wilde. Creo que ya me había dado cuenta antes, así que digamos que volví a darme cuenta de que el libro es robado. Como que recuerdo, borrosa, la historia de ese regalo. La cosa es que sentí bonito, y descubrí que me gusta que me regalen cosas robadas. Todo es más profundo así.
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