No he subido por andar en chinga haciendo pequeños detalles inútiles que no llegaré a dar y que se quedaran, como los otros, en mi entrepaño de arquitectura, materiales y dibujos sin terminar; limpiando mi cuarto y recibiendo llamadas telefónicas, desvelándome, emocionándome con cosas sencillas que para mí, son las mejores; acomodando mi cajón de calcetines, dándome cuenta que tengo dos conjuntitos de ropa interior nueva, buscando dormilonas sexies y demás. Estoy un poquitito más delgada, un poquitito.
El viernes tuve un evento de
Cuando salí, pasaron por mi Novio y Audelito. Ese día no llevaba sujetador e iba estrenando blusita. Amo no usar ropa interior, amo.
He notado, de repente, que ya soy considerada adulta en mi casa. He notado.
Y hoy hay fiestita en casa de Audel, pero me levante tarde y me da flojera ir. Se supone llegaría en la noche, porque yo odio trajes de baño y albercas. Claro que no llegaré, porque como también odio grito, me iré a casa de mi Bebeita a charlar y hacer nuestra propia cena mientras se divide entre eso y sus labores de medicina.
Podría contarles a detalle toda la maravillosidad de ver un par de ojos y entenderte de golpe, pero anduve de llorona hace rato y me siento tan tranquila después de todo, que prefiero ir a dormir.
Gracias.
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