SABEMOS QUE VOY A VOLVER

El otro blog no es ciertamente lo que se supone sería cuando lo pensé. Veamos.

La primera idea formal viene de cuando era fotologuer a tiempo completo, y yo tenía esa curiosidad, incluso ahora todavía constante, de que las cosas terminaran. cuando resultó más que claro que ni terminadas las cosas éstas se desvanecían, se me antojó un lugar fuera de el resto, donde pudiera confesarme a sabiendas de que aquello contribuiría a serme completa al fin. aún pensaba en todo eso como mera disculpa, sabía yo que detallaría, planeando todavía sin percatarme, en un intento de ser una de tres, excusas para mi persona. ahora las cosas son muy diferentes.


Sí. he pensado en la delicia que hubiera sido el no haber tenido que suprimir cosa alguna, el no haber dejado fotolog a medias cuatro de cada cinco días después del junio pasado. a quiénes nuestros respetos?

He necesitado de empujones para verlo, ha sido necesario hastiarme para contemplar su maravillosidad: toda la degradación y gloria que contenemos.

Rumiar las cosas durante meses, querer salir corriendo y en vez de eso quedarme, o querer quedarme y en su lugar salir corriendo, me han llevado a donde estoy. soy buena para correr y mala para las carreras, esa es la verdad. no sé perder, no sé no salirme con la mía, y siempre se hace lo que yo digo. me asqueo con facilidad, me dan arcadas, me vomito, y también me punza el vientre. me canso, me aburro. me fastidia si me quieres de hace años y soy infierno si me dejas de querer.

El blog nació, contrario casi a mis pláticas con Temp, a lo pensado en la tercer oleada cuando nos encontrábamos en jardines a luz naranja, a las esferas celestiales, a la soledad en compañía. contrario para mi tristeza a la niña de los cerillos que fui una noche, al olor a frío en la madrugada, a los cigarros que yo no me fumé.

Un mes, pasadas doscientas visitas, un solo y escueto comentario, y apenas dos lectores que sí sé quiénes son pero no que piensan.

Si una cosa siempre supe sobre ser alguien más, es que el mejor tiempo para serlo debería ser el peor de todos. el peor, el más a deshora, el que te sabe más a culpabilidad pues aún hay gente que sí te importa. el que te mira culpable, el que te llora, el que te clava sus dedos en las costillas. el de los puñetazos, el de las bofetadas, el del enfermizo amor. el peor: el mejor de todos.

No, el otro blog no es lo que se supone sería cuando lo pensé, y es que a veces se me antoja que me importa, y otras más, que me da sencillamente igual. y que sepa hoy cómo fragmentarte, no querrá decir que sepa de igual manera cuándo hacerlo y cuándo no.