Yo creo que seríamos raros, una pareja rara, de estarnos dejando o cosas así, o de no establecer nada. Nada más sabríamos que estamos; pero Colima es tan pequeño, que nos terminaríamos hartando la madre de saber cosas del otro por terceros. No lo sé, tendría que pasar-
Te preguntaste, leyendo en mí a medio camino para llegar, cuándo te habías vuelto a meter en mis queveres, como si la respuesta, en realidad, nos importara.
Lo que cuenta es que lo nuevo, al final, es solo nuevo, la brillantez sosa y desesperada que se supone todos ansiamos alcanzar a ver. Lo nuevo es eso y nada más.
A mí, tu color ya opaco es lo que me gusta, tu pinche cinismo, tus ya no ganas de engañar a las personas. Eso, y tus dedos escurriéndose entre mis costillas, las risas bajo la sábana manchada de calor, tu lengua concisa sobre mi cuerpo: el extraño mutilado rozándome con deliciosa malicia.
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1 comentario:
Ei, Colima tan perramente pequeño!
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tu texto tan perramente chingón!
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y sí, yo también prefiero los colores opacos.
delicioso Vilma, neto.
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