SORORIDAD PRESTADA

Milagros se fue, y a pesar de mis paralelismos, y de que esperaba que a ese par le fuera bien aún con todos los embrollos que por allá se desenvuelven, y con todo el drama en la vida del ya tan por mí querido señor, Milagros se fue, Milagros le ha dejado solo.

Yo hoy voy a salir con Bebeita. Cenaremos en un restorán al que no voy desde julio del año pasado, un día de chicas, también, en que vi una película y olvidé mis zapatillas en casa de alguien más. Recién me han dado ganas de llorar, después de haberme quedado sin palabras al leerlo. Sé de sobra que en la cena, alguna de las dos sacará el tema a media luz.

Sororidad, señores, de nuestra parte para un hombre que bien se ha sabido ganar una cabida en mis tiempos libres, en mis sonrisas, y en mi andar. Sororidad, señores, a distancia, para aquel que lee una nota sobre la almohada y se encuentra, de pronto, con que todo lo que quiso alguna vez, se le ha escapado con la maleta del amante huídizo que no quiso arriesgar a que el momento de verle, a que el te amo entrecortado, le arrebatara el valor de abandonarle sin quererlo, de irse de una buena vez.

Sororidad aún siendo hombre, Q.