6.19.2009

Y, SÍ...

Él le dice, "Pero, Ebe, entiendes que le vamos a tener que enseñar a hablar? a hablar!", y a mí, se me arrasan los ojos antes de que pueda terminar de decirlo.

Había escogido ya los nombres y ahora él tenía que dar su voto a alguno de los dos, Catalina o Eufemia, mientras yo me iba desgastando, hasta doblar las piernas de cansancio, no teniendo más remedio que dejarme caer al sillón blanco de su pequeña sala.

Su corazoncito ya se escucha rapidísimo, y a mí no me han dejado las pinches ganas de llorar.

1 comentario:

Juan K Manei dijo...

que miedo si es lo que pienso