9.05.2008



Iba en el bus con rumbo a la central, cuando se me coló a la mente la imagen de algún lugar del cual necesitaría saber con exactitud la ubicación para atormentarme más de lo que lo hago, y las ganas de llorar me agarraron de golpe. Yo puedo llorar de muchas, muchísimas maneras, pero las más profundas siguen siendo, hasta la fecha, las que me nacen en la nariz. Cuando empieza ese cosquilleo inoportuno sé que llevo las de perder, y que una tristeza va a poner reinado en mis dominios por tiempo indefinido. Lo bueno de esos cosquilleos es que muchas veces, se van tan pronto como llegan. Que bueno que hoy fue ese caso.

Total que me bajé del bus con los ojos más secos que mojados y tomé un taxi, cosa de la que me arrepiento, pues me tocó sentarme entre señora ama de casa y señor gordo apestosísimo que no dejaba de verme las piernas. Aysantocielo, sabes como odio a gente indiscreta, o a gente indiscreta que no me resulta atractiva, siendo más especificos. Tuve que irme hasta Coqui torciendo el cuello hacía la señora ama de casa, para evitar así el olor despedido por el señor grande. Guácala!, como si no tuviera suficiente con el de ganado dos veces por día.

En Colima hay muchos hombres guapos, lo acabo de recordar. A mi me gusta un muchacho chaparrito con novia fea.

1 comentario:

tokyo sex dijo...

mira qué puta catrina oliendo a los viejitos.

llorona.
te amo.